Amazon, Google, Facebook, IBM y Microsoft han unido sus fuerzas para crear una nueva organización no lucrativa, con el fin de demostrar que la Inteligencia Artificial puede y debe ser utilizada para hacer el bien.
Le llaman “Asociación para la Inteligencia Artificial para beneficiar a las personas y la sociedad”, un nombre bastante largo pero que encierra totalmente su finalidad.
Mientras que algunos cuestionan las posibles aplicaciones de la IA, otros más, como la Casa Blanca o la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, han examinado cómo la Inteligencia Artificial puede tomar rumbos más arriesgados.
Para que los sistemas de IA funcionen, deben analizar grandes cantidades de datos, pero antes de procesarlos, se perfilan y categorizan a través de seres humanos, basándose en opiniones y prejuicios propios.
La Casa Blanca describió el potencial discriminatorio de estos grandes volúmenes de datos en un informe publicado a principios de este año, y una investigación del portal ProPublica reveló cómo los jueces dan sentencias y decisiones de libertad condicional, apoyándose en software de IA que ha demostrado tener un sesgo racial.
En julio pasado, un científico en Carnegie Mellon encontró que el algoritmo de anuncios de Google muestra a los hombres más anuncios de empleos mejor remunerados que a las mujeres.
Aunque la nueva organización no lucrativa dice que no tiene intención de hacer ninguna presión, de forma individual, estas empresas están integradas con grupos de presión que gozan de relaciones íntimas con los legisladores del Capitolio y en todo el mundo.
Todas las empresas que participan en esta nueva organización no lucrativa están invirtiendo miles de millones en investigación de la inteligencia artificial, con la fabricación de productos que predicen nuestras necesidades, nos ayudan a comunicarnos, conectando a las personas y los objetos con una facilidad impensable.
Mientras que algunos cuestionan las posibles aplicaciones de la IA, otros más, como la Casa Blanca o la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, han examinado cómo la Inteligencia Artificial puede tomar rumbos más arriesgados.
Para que los sistemas de IA funcionen, deben analizar grandes cantidades de datos, pero antes de procesarlos, se perfilan y categorizan a través de seres humanos, basándose en opiniones y prejuicios propios.
La Casa Blanca describió el potencial discriminatorio de estos grandes volúmenes de datos en un informe publicado a principios de este año, y una investigación del portal ProPublica reveló cómo los jueces dan sentencias y decisiones de libertad condicional, apoyándose en software de IA que ha demostrado tener un sesgo racial.
En julio pasado, un científico en Carnegie Mellon encontró que el algoritmo de anuncios de Google muestra a los hombres más anuncios de empleos mejor remunerados que a las mujeres.
Aunque la nueva organización no lucrativa dice que no tiene intención de hacer ninguna presión, de forma individual, estas empresas están integradas con grupos de presión que gozan de relaciones íntimas con los legisladores del Capitolio y en todo el mundo.
Todas las empresas que participan en esta nueva organización no lucrativa están invirtiendo miles de millones en investigación de la inteligencia artificial, con la fabricación de productos que predicen nuestras necesidades, nos ayudan a comunicarnos, conectando a las personas y los objetos con una facilidad impensable.
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